Quisiera hablar hoy de una de las cantantes más elegantes que han pisado un escenario. Incontestable en su elegancia musical, así como en su enorme talento y sabiduría a la hora de llevar su carrera (salvo, quizás, en su empeño pucciniano), la soprano de origen maorí ha sabido convertirse en una de las más mediáticas figuras de la ópera, traspasando sus fronteras con películas y musicales, y convirtiéndose en fin en una de las más prominentes estrellas de la ópera de finales del siglo XX.

Kiri Te Kanawa nace en la localidad de Gisborne, Nueva Zelanda, un 6 de marzo de 1944, aunque poco se sabe de su familia biológica, salvo que era de origen maorí. Por aquel entonces, los maorís, como en Australia, eran discriminados en Nueva Zelanda con una especie de apartheid, llegando el hombre blanco a secuestrar sus niños para educarlos en la "civilización" y el catolicismo. No quiero decir que fuera esto lo que le ocurriera a los padres de Kiri Te Kanawa, pero sí que el abandono de niños maorís era mayoritario por razones obvias. Así, la pequeña fue adoptada por una pareja adinerada, de padre maorí y madre blanca, que la llamaron Claire Mary Teresa Rawston (posteriormente elegiría su nombre artístico haciendo un homenaje al ancestro maorí de su padre, Thomas Te Kanawa).
La joven Kiri Te Kanawa:


"Vocalizando", para Rachmaninov:
[YOUTUBE]fW630zFA93Y[/YOUTUBE]
Kanawa recibió su educación en el St. Mary's College de la capital neozelandesa, Aukland, y allí comenzó de hecho su entrenamiento musical, aprendiendo canto de la hermana Mary Leo. A pesar de comenzar su carrera como mezzosoprano, luego cambiaría a soprano (de hecho posee un hermoso timbre lírico), gracias a los consejos del director de orquesta Richard Bonynge. En su primera juventud, Te Kanawa fue una popular cantante de entretenimiento en su país, consiguiendo el primer disco de oro jamás entregado en Nueva Zelanda gracias a su popular redención del "Coro de las monjas" de la opereta Casanova, de Johann Strauss.
Cantando en el Colony Club:

"Tarakihi", canción tradicional maorí:
[YOUTUBE]WV88zD55_zc[/YOUTUBE]
En 1965, gana en su país natal el concurso de canto The Mobil Song Quest, cantando el aria "Vissi d'arte" de Tosca, gracias al cual gana una beca para continuar sus estudios en Londres, a donde se traslada en 1966, entrando de inmediato en el prestigioso London Opera Centre, donde estudia a las órdenes de la famosa Vera Ròzsa y James Robertson. En 1968, Kiri Te Kanawa debuta en el Sadler's Wells Theatre de Londres como la Segunda Dama de La flauta mágica, de Mozart, a la que sigue una representación de Dido & Aeneas, así como una inexplicable Anna Bolena (!).
Y un poco de su raro bel canto:
[YOUTUBE]SQ8HlZNrzK4[/YOUTUBE]
En 1969, canta el papel de Elena en La donna del lago, de Rossini, tras el cual le es ofrecido el papel de la Condesa en Le nozze di Figaro, luego de una audición en la que, según sus mismas palabras, Sir Colin Davis no puede literalmente creer lo que está oyendo. Mientras el director John Copley la tutela cuidadosamente para el papel, Kanawa obtiene muy buenas críticas por su interpretación de Idamante en Idomeneo, tras lo cual le es ofrecido un contrato por tres años como cantante junior en la Royal Opera House, Covent Garden, donde debuta como Xenia en Boris Godunov, así como una de las Muchachas-Flor de Parsifal, en 1970.
Idomeneo:
[YOUTUBE]GDaERBm_WAQ[/YOUTUBE]
Noticias de su naciente fama llegan a oídos de John Crosby, quien la contrata para el festival de verano de la Ópera de Santa Fe, en EEUU, donde la soprano estrena el papel de la Condesa al lado de otra nueva voz: la mezzosoprano Frederica von Stade como Cherubino, formando ambas un dúo incomparable y forjando una amistad que se mantiene viva a día de hoy. De vuelta en Londres, en diciembre de 1971 ocurre el esperado debut como la Condesa Almaviva, papel con el que la soprano neozelandesa obtiene uno de los más interesantes éxitos de su carrera. Ayudada por un físico y una belleza radiantes, la ahora depurada técnica vocal de la cantante alcanza cotas de refinamiento que pocas han logrado alcanzar en el papel, llegando a comparar su actuación con los grandes momentos de toda una Elisabeth Schwarzkopf. Especialmente notable es su redención del aria "Porgi amor", con la que la soprano, literalmente, hace que el coso operístico se venga abajo.
Impagable Contessa:


[YOUTUBE]BTWBieDvZb8[/YOUTUBE]
[YOUTUBE]OB8IWGJl7Nw[/YOUTUBE]
Subsiguientes debuts como la nueva y flamante Condesa suceden por Lyon y San Francisco, a donde llega en 1972, y en el festival de Glyndebourne, en 1973, antes de que Kiri Te Kanawa debute en el Metropolitan de Nueva York casi por sorpresa, al reemplazar en el último momento a una enferma Teresa Stratas como Desdemona en Otello, al lado de Jon Vickers, convirtiéndose de la noche a la mañana en una de las cantantes favoritas del gran teatro neoyorquino. Allí regresará en continuas temporadas, obteniendo grandes éxitos en el repertorio de Mozart y Strauss, pero de nuevo también algunos papeles verdianos, como el mencionado de Otello, la protagonista de La Traviata y Amelia en Simon Boccanegra.
Otello, con Plácido Domingo:

[YOUTUBE]bDMiHSgTz7Q[/YOUTUBE]
Violetta en La Traviata:


[YOUTUBE]PH-0iTyF-2c[/YOUTUBE]
En 1975 debuta en la Grand Opéra de París como Donna Elvira en Don Giovanni y Pamina en La flauta mágica, dos papeles con los que consigue de nuevo encandilar al gran público, quizás más con el primero, pues su encarnación de Donna Elvira es sin duda la más potente de su momento. Memorable es sin duda su encarnación de la engañada esposa en el film que en 1979 dirige Joseph Losey sobre la ópera de Mozart, con Ruggero Raimondi en el papel del cínico protagonista.
Encantadora Donna Elvira:

[YOUTUBE]dZxqWiKulCE[/YOUTUBE]
[YOUTUBE]NYJzQh7vLoY[/YOUTUBE]
Adorable Pamina:

[YOUTUBE]sA1bf9y088s[/YOUTUBE]
Poco después, en 1976, debuta en la Ópera de Sydney, donde se la recibe como una artista patria, cantando el papel de Mimì en La Bohème y Amelia en Simon Boccanegra, papel con el que por cierto también realiza su debut en La Scala de Milán, en 1978.
Una Mimì no del todo acertada:

[YOUTUBE]6tFGGPY1AEs[/YOUTUBE]
Amelia en Simon Boccanegra:


[YOUTUBE]MQ3j-xK-fXI[/YOUTUBE]
En 1977 Kiri Te Kanawa afronta otro de los más grandes papeles de su carrera por primera vez, debutando como Arabella en la Ópera de Houston, papel que repite en el Metropolitan y posteriormente en su debut en la Ópera de Colonia, en 1982, convirtiéndolo en uno de sus grandes caballos de batalla durante los años 80. Con su refinada elegancia y porte altivo, Kanawa consigue como Arabella cotas que no se habían vuelto a ver desde los tiempos de Lisa della Casa y a los que todavía hoy no se ha podido volver.
Delicada Arabella:


[YOUTUBE]6JmoXqDJcWs[/YOUTUBE]
En 1978, además de su debut en Milán, la soprano obtiene todo un éxito internacional al encarnar una estupenda Fiordiligi en un Così fan tutte representado en Chicago, al tiempo que inicia una tournèe de conciertos por toda Europa y Norteamérica que comienzan a cimentar su fama entre un público nada asiduo a las casas de ópera.
Prodigioso retorno a Mozart con Così fan tutte:

[YOUTUBE]Wrl9gz1X4Lk[/YOUTUBE]
En 1979 debuta en Salzburgo, al que sigue su debut en Viena al año siguiente y, en 1981, uno de los mayores éxitos de su carrera, sin pisar un palco operístico. Ocurre que la casa real británica elige a la cantante maorí para participar en la boda de Carlos de Inglaterra y Lady Diana Spencer, evento que es televisado por todo el mundo y en el que la actuación de Kiri Te Kanawa cantando "Let the Bright Seraphym", de Händel, alcanza una cota de espectadores de más de 600 millones de personas, llevando el nombre de la soprano por todo el mundo.
El famoso momento:
[YOUTUBE]7FGitvRRJug[/YOUTUBE]
En cuanto a su repertorio operístico, Te Kanawa estrena papel verdiano, Elisabetta en Don Carlo, en 1980 en Chicago, papel en el que recuerda su éxito como Desdemona o Amelia y en 1982 canta Tosca en París, en las únicas representaciones que hace de esta ópera, reconociendo de inmediato lo inadecuado del papel para su voz.
Elisabetta con el Don Carlo de Neil Rosenshein:

[YOUTUBE]N_EvBGRtWNo[/YOUTUBE]
Poco afortunada Tosca:

[YOUTUBE]uTsqPHxQZ30[/YOUTUBE]
En 1984, la cantante da un nuevo paso hacia el gran público, cuando realiza la grabación del musical West Side Story bajo la batuta de Leonard Bernstein acompañada de José Carreras, Marilyn Horne y una estupenda Tatiana Troyanos. El álbum gana un premio Grammy y al año siguiente el documental de la grabación es estrenado en salas de cine. Años después, en 1991, repetirá éxito al grabar la banda sonora de la película Meeting Venus, doblando la voz de Glenn Close, con fragmentos de Tannhäuser.

[YOUTUBE]7nGuIvMmp78[/YOUTUBE]
Elisabeth en Tannhäuser:
[YOUTUBE]g3ozTN1sOEU[/YOUTUBE]
Ese mismo año su fama recibe un nuevo impulso al obtener de nuevo un gran éxito con su encarnación de la Mariscala en Der Rosenkavalier, un papel que, como el de la Condesa de Le nozze di Figaro, le viene como anillo al dedo gracias a su elegancia natural y delicados matices vocales, consiguiendo de nuevo volver a compararse con su más grande creadora: la eximia Elisabeth Schwarzkopf (con perdón de Lotte Lehmann).
Sublime Mariscala:



[YOUTUBE]FT302zBTbok[/YOUTUBE]
[YOUTUBE]5VbmCqK7XOw[/YOUTUBE]
Como gran experta en el repertorio de Richard Strauss, su última incorporación será el de la Condesa de Capriccio, papel que de nuevo parece nacida para cantar y con el que debuta en 1991 en el Covent Garden y con el que obtiene un gran éxito en 1998 al cantarlo tanto en el festival de Glyndebourne como en el Metropolitan de Nueva York, aunque la soprano se ha lamentado en más de una ocasión de no haber tenido la oportunidad de poder cantarlo más veces.
Madeleine en Capriccio:


[YOUTUBE]iQIplmUJ50Y[/YOUTUBE]
En cuanto a sus más recientes adquicisiones en materia de repertorio, cabe destacar sobre todo el papel protagonista de Vanessa, de Samuel Barber, una ópera que tanto recuerda al propio Strauss, y con el que la prensa llegó a anunciar que se retiraba del escenario operístico en 2004, a raíz de unas declaraciones de la cantante que se aseguraba exausta de los palacios de ópera.
Vanessa:

[YOUTUBE]zN98b6WHw2Q[/YOUTUBE]
Nada más lejos de la verdad, como la propia cantante se apresuró a desmentir, puesto que posteriormente ha incorporado el papel de la Duquesa de Krakenthorp en La fille du règiment, de Donizetti o, en 2010, canta de nuevo su renombrada Marschallin en la Ópera de Colonia, cuando de nuevo la prensa asegura que serán sus últimas apariciones en un escenario operístico (algo de nada seguro).
Duquesa Krakenthorp en La fille du règiment:

[YOUTUBE]vG0zgBBIC4A[/YOUTUBE]
Mención a parte merece el repertorio recitalístico de la soprano, algo que parece cada vez llenar más la agenda de Kiri Te Kanawa, y que ha ido rellenando con maestría en el Lied y la chanson française, aunque probablemente hayan resultado más populares sus asunciones de determinadas canciones del repertorio musical (My Fair Lady, West Side Story) y, más recientemente, del folklore maorí, que ha recogido conventientemente en disco.
En pleno recital:

"Cäcilie", Richard Strauss:
[YOUTUBE]MDjLOnkijAM[/YOUTUBE]
"Du bist wie eine Blume", Robert Schumann:
[YOUTUBE]sXLksf8midI[/YOUTUBE]
"How Deep Is The Ocean?", Irving Berlin:
[YOUTUBE]gNSkGI1yiWU[/YOUTUBE]
"Chanson triste", Henri Duparc:
[YOUTUBE]JCsIpWh_VCI[/YOUTUBE]
"I Dreamed A Dream", del musical Los miserables:
[YOUTUBE]eMIDfTcMuAM[/YOUTUBE]
"I Could Have Danced All Night", de My Fair Lady:
[YOUTUBE]KRuKpD3S_QU[/YOUTUBE]
Además, no quisiera dejar atrás sus notables incursiones en el repertorio operístico francés, en el que ha realizado interesantes representaciones de papeles como Micaëla en Carmen, Marguerite en Faust y, especialmente, de la Salomé de Massenet. También la opereta (una notable Rosalinde en Die Fledermaus, a la altura de los mejores momentos de su carrera) o el repertorio barroco (especialmente Händel) merecen notables menciones.
Una rara imagen de Kiri Te Kanawa cantando el papel de Carmen:

Y como Micaëla con el tenor Jean Bonhomme:

[YOUTUBE]z7h2GGhuAZk[/YOUTUBE]
Rosalinde en Die Fledermaus:

[YOUTUBE]PPFNCROfRJk[/YOUTUBE]
Hoy día, Kiri Te Kanawa permanece en activo y sin visos de retiro alguno, concentrada si cabe más en su faceta recitalista y en la grabación de discos (terreno en el que es sin duda de las más prolíficas gracias a su contrato en exclusiva con la casa EMI), así como financiando su fundación de ayuda a jóvenes cantantes en Nueva Zelanda, labor que la honra.
Exsultate, jubilate, que Kiri ya está aquí:
[YOUTUBE]SZ2rSyPckTU[/YOUTUBE]


Kiri Te Kanawa nace en la localidad de Gisborne, Nueva Zelanda, un 6 de marzo de 1944, aunque poco se sabe de su familia biológica, salvo que era de origen maorí. Por aquel entonces, los maorís, como en Australia, eran discriminados en Nueva Zelanda con una especie de apartheid, llegando el hombre blanco a secuestrar sus niños para educarlos en la "civilización" y el catolicismo. No quiero decir que fuera esto lo que le ocurriera a los padres de Kiri Te Kanawa, pero sí que el abandono de niños maorís era mayoritario por razones obvias. Así, la pequeña fue adoptada por una pareja adinerada, de padre maorí y madre blanca, que la llamaron Claire Mary Teresa Rawston (posteriormente elegiría su nombre artístico haciendo un homenaje al ancestro maorí de su padre, Thomas Te Kanawa).
La joven Kiri Te Kanawa:

"Vocalizando", para Rachmaninov:
[YOUTUBE]fW630zFA93Y[/YOUTUBE]
Kanawa recibió su educación en el St. Mary's College de la capital neozelandesa, Aukland, y allí comenzó de hecho su entrenamiento musical, aprendiendo canto de la hermana Mary Leo. A pesar de comenzar su carrera como mezzosoprano, luego cambiaría a soprano (de hecho posee un hermoso timbre lírico), gracias a los consejos del director de orquesta Richard Bonynge. En su primera juventud, Te Kanawa fue una popular cantante de entretenimiento en su país, consiguiendo el primer disco de oro jamás entregado en Nueva Zelanda gracias a su popular redención del "Coro de las monjas" de la opereta Casanova, de Johann Strauss.
Cantando en el Colony Club:

"Tarakihi", canción tradicional maorí:
[YOUTUBE]WV88zD55_zc[/YOUTUBE]
En 1965, gana en su país natal el concurso de canto The Mobil Song Quest, cantando el aria "Vissi d'arte" de Tosca, gracias al cual gana una beca para continuar sus estudios en Londres, a donde se traslada en 1966, entrando de inmediato en el prestigioso London Opera Centre, donde estudia a las órdenes de la famosa Vera Ròzsa y James Robertson. En 1968, Kiri Te Kanawa debuta en el Sadler's Wells Theatre de Londres como la Segunda Dama de La flauta mágica, de Mozart, a la que sigue una representación de Dido & Aeneas, así como una inexplicable Anna Bolena (!).
Y un poco de su raro bel canto:
[YOUTUBE]SQ8HlZNrzK4[/YOUTUBE]
En 1969, canta el papel de Elena en La donna del lago, de Rossini, tras el cual le es ofrecido el papel de la Condesa en Le nozze di Figaro, luego de una audición en la que, según sus mismas palabras, Sir Colin Davis no puede literalmente creer lo que está oyendo. Mientras el director John Copley la tutela cuidadosamente para el papel, Kanawa obtiene muy buenas críticas por su interpretación de Idamante en Idomeneo, tras lo cual le es ofrecido un contrato por tres años como cantante junior en la Royal Opera House, Covent Garden, donde debuta como Xenia en Boris Godunov, así como una de las Muchachas-Flor de Parsifal, en 1970.
Idomeneo:
[YOUTUBE]GDaERBm_WAQ[/YOUTUBE]
Noticias de su naciente fama llegan a oídos de John Crosby, quien la contrata para el festival de verano de la Ópera de Santa Fe, en EEUU, donde la soprano estrena el papel de la Condesa al lado de otra nueva voz: la mezzosoprano Frederica von Stade como Cherubino, formando ambas un dúo incomparable y forjando una amistad que se mantiene viva a día de hoy. De vuelta en Londres, en diciembre de 1971 ocurre el esperado debut como la Condesa Almaviva, papel con el que la soprano neozelandesa obtiene uno de los más interesantes éxitos de su carrera. Ayudada por un físico y una belleza radiantes, la ahora depurada técnica vocal de la cantante alcanza cotas de refinamiento que pocas han logrado alcanzar en el papel, llegando a comparar su actuación con los grandes momentos de toda una Elisabeth Schwarzkopf. Especialmente notable es su redención del aria "Porgi amor", con la que la soprano, literalmente, hace que el coso operístico se venga abajo.
Impagable Contessa:


[YOUTUBE]BTWBieDvZb8[/YOUTUBE]
[YOUTUBE]OB8IWGJl7Nw[/YOUTUBE]
Subsiguientes debuts como la nueva y flamante Condesa suceden por Lyon y San Francisco, a donde llega en 1972, y en el festival de Glyndebourne, en 1973, antes de que Kiri Te Kanawa debute en el Metropolitan de Nueva York casi por sorpresa, al reemplazar en el último momento a una enferma Teresa Stratas como Desdemona en Otello, al lado de Jon Vickers, convirtiéndose de la noche a la mañana en una de las cantantes favoritas del gran teatro neoyorquino. Allí regresará en continuas temporadas, obteniendo grandes éxitos en el repertorio de Mozart y Strauss, pero de nuevo también algunos papeles verdianos, como el mencionado de Otello, la protagonista de La Traviata y Amelia en Simon Boccanegra.
Otello, con Plácido Domingo:

[YOUTUBE]bDMiHSgTz7Q[/YOUTUBE]
Violetta en La Traviata:


[YOUTUBE]PH-0iTyF-2c[/YOUTUBE]
En 1975 debuta en la Grand Opéra de París como Donna Elvira en Don Giovanni y Pamina en La flauta mágica, dos papeles con los que consigue de nuevo encandilar al gran público, quizás más con el primero, pues su encarnación de Donna Elvira es sin duda la más potente de su momento. Memorable es sin duda su encarnación de la engañada esposa en el film que en 1979 dirige Joseph Losey sobre la ópera de Mozart, con Ruggero Raimondi en el papel del cínico protagonista.
Encantadora Donna Elvira:

[YOUTUBE]dZxqWiKulCE[/YOUTUBE]
[YOUTUBE]NYJzQh7vLoY[/YOUTUBE]
Adorable Pamina:

[YOUTUBE]sA1bf9y088s[/YOUTUBE]
Poco después, en 1976, debuta en la Ópera de Sydney, donde se la recibe como una artista patria, cantando el papel de Mimì en La Bohème y Amelia en Simon Boccanegra, papel con el que por cierto también realiza su debut en La Scala de Milán, en 1978.
Una Mimì no del todo acertada:

[YOUTUBE]6tFGGPY1AEs[/YOUTUBE]
Amelia en Simon Boccanegra:

[YOUTUBE]MQ3j-xK-fXI[/YOUTUBE]
En 1977 Kiri Te Kanawa afronta otro de los más grandes papeles de su carrera por primera vez, debutando como Arabella en la Ópera de Houston, papel que repite en el Metropolitan y posteriormente en su debut en la Ópera de Colonia, en 1982, convirtiéndolo en uno de sus grandes caballos de batalla durante los años 80. Con su refinada elegancia y porte altivo, Kanawa consigue como Arabella cotas que no se habían vuelto a ver desde los tiempos de Lisa della Casa y a los que todavía hoy no se ha podido volver.
Delicada Arabella:


[YOUTUBE]6JmoXqDJcWs[/YOUTUBE]
En 1978, además de su debut en Milán, la soprano obtiene todo un éxito internacional al encarnar una estupenda Fiordiligi en un Così fan tutte representado en Chicago, al tiempo que inicia una tournèe de conciertos por toda Europa y Norteamérica que comienzan a cimentar su fama entre un público nada asiduo a las casas de ópera.
Prodigioso retorno a Mozart con Così fan tutte:

[YOUTUBE]Wrl9gz1X4Lk[/YOUTUBE]
En 1979 debuta en Salzburgo, al que sigue su debut en Viena al año siguiente y, en 1981, uno de los mayores éxitos de su carrera, sin pisar un palco operístico. Ocurre que la casa real británica elige a la cantante maorí para participar en la boda de Carlos de Inglaterra y Lady Diana Spencer, evento que es televisado por todo el mundo y en el que la actuación de Kiri Te Kanawa cantando "Let the Bright Seraphym", de Händel, alcanza una cota de espectadores de más de 600 millones de personas, llevando el nombre de la soprano por todo el mundo.
El famoso momento:
[YOUTUBE]7FGitvRRJug[/YOUTUBE]
En cuanto a su repertorio operístico, Te Kanawa estrena papel verdiano, Elisabetta en Don Carlo, en 1980 en Chicago, papel en el que recuerda su éxito como Desdemona o Amelia y en 1982 canta Tosca en París, en las únicas representaciones que hace de esta ópera, reconociendo de inmediato lo inadecuado del papel para su voz.
Elisabetta con el Don Carlo de Neil Rosenshein:

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Poco afortunada Tosca:

[YOUTUBE]uTsqPHxQZ30[/YOUTUBE]
En 1984, la cantante da un nuevo paso hacia el gran público, cuando realiza la grabación del musical West Side Story bajo la batuta de Leonard Bernstein acompañada de José Carreras, Marilyn Horne y una estupenda Tatiana Troyanos. El álbum gana un premio Grammy y al año siguiente el documental de la grabación es estrenado en salas de cine. Años después, en 1991, repetirá éxito al grabar la banda sonora de la película Meeting Venus, doblando la voz de Glenn Close, con fragmentos de Tannhäuser.

[YOUTUBE]7nGuIvMmp78[/YOUTUBE]
Elisabeth en Tannhäuser:
[YOUTUBE]g3ozTN1sOEU[/YOUTUBE]
Ese mismo año su fama recibe un nuevo impulso al obtener de nuevo un gran éxito con su encarnación de la Mariscala en Der Rosenkavalier, un papel que, como el de la Condesa de Le nozze di Figaro, le viene como anillo al dedo gracias a su elegancia natural y delicados matices vocales, consiguiendo de nuevo volver a compararse con su más grande creadora: la eximia Elisabeth Schwarzkopf (con perdón de Lotte Lehmann).
Sublime Mariscala:



[YOUTUBE]FT302zBTbok[/YOUTUBE]
[YOUTUBE]5VbmCqK7XOw[/YOUTUBE]
Como gran experta en el repertorio de Richard Strauss, su última incorporación será el de la Condesa de Capriccio, papel que de nuevo parece nacida para cantar y con el que debuta en 1991 en el Covent Garden y con el que obtiene un gran éxito en 1998 al cantarlo tanto en el festival de Glyndebourne como en el Metropolitan de Nueva York, aunque la soprano se ha lamentado en más de una ocasión de no haber tenido la oportunidad de poder cantarlo más veces.
Madeleine en Capriccio:


[YOUTUBE]iQIplmUJ50Y[/YOUTUBE]
En cuanto a sus más recientes adquicisiones en materia de repertorio, cabe destacar sobre todo el papel protagonista de Vanessa, de Samuel Barber, una ópera que tanto recuerda al propio Strauss, y con el que la prensa llegó a anunciar que se retiraba del escenario operístico en 2004, a raíz de unas declaraciones de la cantante que se aseguraba exausta de los palacios de ópera.
Vanessa:

[YOUTUBE]zN98b6WHw2Q[/YOUTUBE]
Nada más lejos de la verdad, como la propia cantante se apresuró a desmentir, puesto que posteriormente ha incorporado el papel de la Duquesa de Krakenthorp en La fille du règiment, de Donizetti o, en 2010, canta de nuevo su renombrada Marschallin en la Ópera de Colonia, cuando de nuevo la prensa asegura que serán sus últimas apariciones en un escenario operístico (algo de nada seguro).
Duquesa Krakenthorp en La fille du règiment:

[YOUTUBE]vG0zgBBIC4A[/YOUTUBE]
Mención a parte merece el repertorio recitalístico de la soprano, algo que parece cada vez llenar más la agenda de Kiri Te Kanawa, y que ha ido rellenando con maestría en el Lied y la chanson française, aunque probablemente hayan resultado más populares sus asunciones de determinadas canciones del repertorio musical (My Fair Lady, West Side Story) y, más recientemente, del folklore maorí, que ha recogido conventientemente en disco.
En pleno recital:

"Cäcilie", Richard Strauss:
[YOUTUBE]MDjLOnkijAM[/YOUTUBE]
"Du bist wie eine Blume", Robert Schumann:
[YOUTUBE]sXLksf8midI[/YOUTUBE]
"How Deep Is The Ocean?", Irving Berlin:
[YOUTUBE]gNSkGI1yiWU[/YOUTUBE]
"Chanson triste", Henri Duparc:
[YOUTUBE]JCsIpWh_VCI[/YOUTUBE]
"I Dreamed A Dream", del musical Los miserables:
[YOUTUBE]eMIDfTcMuAM[/YOUTUBE]
"I Could Have Danced All Night", de My Fair Lady:
[YOUTUBE]KRuKpD3S_QU[/YOUTUBE]
Además, no quisiera dejar atrás sus notables incursiones en el repertorio operístico francés, en el que ha realizado interesantes representaciones de papeles como Micaëla en Carmen, Marguerite en Faust y, especialmente, de la Salomé de Massenet. También la opereta (una notable Rosalinde en Die Fledermaus, a la altura de los mejores momentos de su carrera) o el repertorio barroco (especialmente Händel) merecen notables menciones.
Una rara imagen de Kiri Te Kanawa cantando el papel de Carmen:

Y como Micaëla con el tenor Jean Bonhomme:

[YOUTUBE]z7h2GGhuAZk[/YOUTUBE]
Rosalinde en Die Fledermaus:

[YOUTUBE]PPFNCROfRJk[/YOUTUBE]
Hoy día, Kiri Te Kanawa permanece en activo y sin visos de retiro alguno, concentrada si cabe más en su faceta recitalista y en la grabación de discos (terreno en el que es sin duda de las más prolíficas gracias a su contrato en exclusiva con la casa EMI), así como financiando su fundación de ayuda a jóvenes cantantes en Nueva Zelanda, labor que la honra.
Exsultate, jubilate, que Kiri ya está aquí:
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