Cada vez está más difícil diferenciar dónde comienzan los deportistas, dónde los modelos o los chicos de calendario, y si además le sumamos la mezcla de Levante y Oriente, la pasión, el gusto por las prendas masculinas, el modelaje, la belleza eterna de los lugares míticos, el deseo, el erotismo, la masculinidad, todo se nos desbarata en estos maromos cada día más ciertos. Un descubrimiento este Ahmed Kamal, ¿y cuántos llevamos encima?
Gracias por traernos estas bellezas cercanas pero de otras tierras.