Para mí es sin duda uno de los mejores ejemplos de cómo puede derrochar virilidad por todos sus poros un futbolista poco conocido y que viene de equipos sin tanta estrella.
Esa toma en la que parece que se está peleando con su calzón o que quizá siente que se le ha colado por ahí algo que le llama la atención es buena muestra de las posibilidades eróticas que destila este pibón, de barrio, humilde, pero tremendamente macho