Este tipo de futbolistas lo basan todo en su físico, que resulta verdaderamente excepcional. Podrían haber sido flaites o canis cualquiera, pero el balón y su extrema virilidad les permiten disfrutar de familia, a la que enseña, con su serie de cachorros que traen básicamente para sentirse bien machos y disfrutar a fondo de sus mujeres o novias.
Son así, intensos, simplones, pero terriblemente atractivos. Se van cargando de tatoos que les proporcionan mayor atractivo sexual. Cualquiera se vendería a un morenazo cabrón como este rico brasileño. Pura fibra, pura virilidad, puro macho.