Entre sus encantos, aparte de su maravillosa sonrisa, como le sucede al Kun, una de sus virtudes es ese morro húmedo que los dos comparten, con esa boca que parece buscar aire y también un buen morreo. Muchas veces nos fijamos en sus muslos, su cuerpo, y a veces olvidamos pequeños detalles como ese morrillo entreabierto pidiendo momentos de pasión además de la futbolística