Esta es la camaradería que siempre imagino en los vestuarios de equipos que no son necesariamente los de más relumbrón.
A cambio suelen ofrecer una mayor generosidad en la exhibición exultante de sus cuerpos tras una jornada felizmente éxitosa.
No sabemos al final el número de goles, hay quien marca dos pero otros tres e incluso parece anunciar el cuarto.
Quizá sean únicamente goles marcados, o tal vez la felicidad extrema de un grupo de machitos deliciosos, alguno con un espectacular slip negro que nos deja sin habla.
Elijan muchacho del club para pasar un post partido de lujuria máxima.
A gozarla grupalmente.