Tiene unos pectorales firmes y duros que son la mejor tabla en la que apoyar las manos mientras él te la clava a fondo, sudando como un becerro.
En cuanto al momento de salir al pasto, su ultimo gesto siempre es el de comprobar que tiene en su sitio su herramienta, se la acaricia, se la pellizca, la muestra, sin importarle la fama de los jugadores contra los que compite. Lo acabo de descubrir y me parece un delito no saber de este machito antes. En cuanto a la talla, la ideal para mí.