Aprovechando que ahora tengo un poco más de tiempo y que la gran Elisabeth Schwarzkopf ha sido citada y ya se encontraba además en mi lista de próximas entregas, dedicaré ahora unos momentos para celebrar la voz y el arte de esta bellísima soprano.
Elisabeth Schwarzkopf nace en Poznan, Prusia (actual Polonia) en 1915, hija de un profesor de típica rígida mentalidad prusiana que le transmitió su intransigencia (Schwarzkopf fue conocida por su excesiva autocrítica y perfeccionismo) y su amor por la lengua alemana. Su madre le proporcionó el oido musical y una voluntad de hierro. Ya desde los 10 años leía partituras musicales correctamente y se acompañaba ella misma al piano en conciertos para aficcionados.
A pesar de cantar su primera ópera en 1928 (el
Orfeo de Gluck, en el papel de Euridice), Schwarkopf comienza en 1934 sus estudios musicales en la Hochschüle für Musik de Berlín, sorprendentemente como mezzosoprano. Tras agrias protestas maternas, Elisabeth consigue cambiar para estudiar como soprano coloratura, clases que perfecciona con la célebre maestra Maria Ivogün, así como su marido, el pianista Michael Raucheisen.
En 1935, Schwarzkopf se inscribe en el Sindicato de Estudiantes Nazis, y tres años después al propio Partido Nacionalsocialista, una decisión que motivó que la soprano fuera boicoteada en los EEUU durante varios años y que continuaría despertando controversia hasta su muerte.
Elisabeth Schwarzkopf debuta profesionalmente en la Ópera Estatal de Berlín en 1938, como una de las Muchachas-Flor del
Parsifal de Richard Wagner, al que siguieron numerosos pequeños papeles, hasta que en 1942 consigue cantar el papel de Konstanze en
El rapto en el serrallo, de Mozart, en la Ópera de Viena, papel al que siguen Musetta y Mimì en
La Bohème y Violetta en
La Traviata. Años después, la propia Schwarzkopf renunciará a volver a cantar Violetta tras haber escuchado a Maria Callas en el papel, asegurando que la perfección ya había sido alcanzada, y que tras ella tan sólo cabrían imitaciones.
Die Entführung aus dem Serail:
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Traviata en inglés:
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Precisamente sería la Ópera Estatal de Viena la que vería sus primeros grandes éxitos, siendo la soprano principal de la casa desde 1944, y donde cantaría entre otros los papeles de Blondchën (
El rapto en el serrallo), Rosina (
Il barbiere di Siviglia) o Zerbinetta (
Ariadne auf Naxos).
Una vez acabada la II Guerra Mundial, y tras la derrota de Alemania, Elisabeth Schwarzkopf fue sometida como otros artistas de su época (Wilhelm Furtwängler, Herbert von Karajan, Karl Böhm...) a un tribunal de desnazificación, y pudo continuar su carrera. A pesar de ello, el periódico estadounidense New York Times la calificó como "diva nazi" y su carrera sufrió un duro revés. Afortunadamente, Schwarzkopf había conocido entonces a una persona que sería decisiva en su vida: el productor británico Walter Legge, quien la contrató en exclusiva para la casa EMI y con quien acabaría casándose en 1953.
Die Fledermaus:
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Los años de posguerra son sin duda los más florecientes en la carrera de la soprano, quien inicia en 1947 una gira con la compañía de la Ópera de Viena por Europa. En el Covent Garden londinense se establece como una de las Donna Elviras más sobresalientes, hasta el punto de ser considerada su interpretación del papel como definitiva.
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En Salzburgo se estrenaría como Susanna en
Le nozze di Figaro, y en La Scala interpretaría el papel de la Condesa, en la misma ópera de Mozart. Sería el de la Condesa Almaviva otro de sus papeles de referencia, al que imprime una dosis de elegancia y ternura únicas hasta el momento.
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Su asociación con La Scala en aquellos primeros años 50 permitió a Schwarzkopf cantar papeles que nunca volvería a repetir en vivo: Mélisande en la ópera de Debussy, Iole en el
Eracle händeliano, Marguerite en
Faust o Elsa en
Lohengrin, pero además, tuvo la oportunidad de interpretar por primera vez dos nuevos roles definitivos en su repertorio: la Mariscala de
El caballero de la rosa, de Richard Strauss, y su extraordinaria Fiordiligi en
Così fan tutte.
Fiordiligi:
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Subida a lo más alto del podio mozartiano, Schwarzkopf convierte a Richard Strauss en su segundo compositor de referencia, y sus interpretaciones de la Marschallin (delicada y erótica a la vez), de Ariadne, la condesa Madeleine en
Capriccio o como intérprete de sus
Vier letzte Lieder están establecidas en el Olimpo de los grandes intérpretes de todos los tiempos.
Como la más elegante Marschallin:
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Su deliciosa Condesa en
Capriccio:
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Una suprema interpretación de "Beim Schlafengehen" de los
Vier letzte lieder:
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En 1951 estrena mundialmente
The Rake's Progress, de Igor Stravinski, como Anne Truelove y en 1953
Il Trionfo di Afrodita de Carl Orff. Ese mismo año, Schwarzkopf consigue debutar en los EEUU ofreciendo un recital, y en 1955 debuta en la Ópera de San Francisco como la Marschallin y posteriormente como Alice Ford en
Falstaff. En 1957, interpreta bajo la dirección de Tullio Serafin el papel de Liù, al lado de la Turandot de Maria Callas.
Inesperada Liù:
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Aún así, no será hasta 1964 cuando consiga debutar en el Metropolitan de Nueva York como la Mariscala de
Der Rosenkavalier, al lado de una maravillosa Lisa della Casa como Oktavian, soprano que era la favorita de la casa neoyorquina en el repertorio fe Schwarzkopf.
Con la gran Sena Jurinac como Oktavian y Anneliese Rothenberger como Sophie:
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En 1967, junto al barítono Dietrich Fischer-Dieskau y la soprano Victoria de los Ángeles, ofrece un recital como despedida al pianista Gerald Moore, quien en tantas ocasiones la había acompañado, ofreciendo una grabación antológica del evento del que sobresale el
Dúo de los gatos entre las dos sopranos, posteado por Idamante en el tema "Sexy ópera".
Con Gerald Moore, "An die Musik", de Schubert:
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En 1971, Elisabeth Schwarzkopf decide retirarse de los escenarios ofreciendo una magistral interpretación de la Mariscala en el Teatro La Monnaie de Bruselas, y continuando su carrera como liederista hasta 1979, cuando se despide con un recital en Munich.
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Tras su retiro, Schwarzkopf se dedicó con pasión a la enseñanza, en particular en la prestigiosa Juilliard School de Nueva York. A pesar de ser considerada extremadamente exigente y que algunos de sus alumnos consideraran innecesariamente ásperos sus métodos, por sus manos se moldearon voces de la talla de Renée Fleming, Thomas Hampson, Matthias Goerne, Maria Venuti...
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Después de vivir en Suiza durante muchos años, Schwarzkopf se trasladó a Vorarlberg, Austria, donde falleció mientras dormía en agosto de 2006, a los 90 años de edad. Tras de sí, deja un legado inmenso de óperas y recitales que a día de hoy siguen siendo considerados una referencia en sus diferentes repertorios.
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