EFB escribió:Es alentador ver que estamos de acuerdo y compartimos tantas cosas y tantas ideas sobre lo que es la vida, el amor, el odio, los amantes,...
No se puede ser más diferente que nosotros dos.
Dos almas gemelas sólo separadas por el obstáculo, tan grande como efímero, de la distancia espacial
. Creo si tú y yo fuésemos los únicos sobrevivientes de un naufragio, varados en una isla desierta, los rescatistas (si es que llegasen alguna vez) se sorpenderían de que uno viviera al este de la isla y el otro al oeste.[SPOILER]Claro que tú, al ser más habilidoso, te habrías hecho una linda casita de troncos mientras que yo moraría en una cueva, lejos de tu vista, pues ya sabes...si pasamos más de dos meses varados, me verías en mala forma y sin depilar
. Algo que no podría consentir .[/SPOILER]Y volviendo a lo que nos convoca, hoy dejaré un hermoso y muy conocido poema de Miguel Hernández. Se trata de las "Nanas de la cebolla". Canción de cuna de un padre a su hijo, en tiempos del hambre y la barbarie de la guerra civil española. En épocas implacables de privación y hambruna, la esposa de Hernández, madre de un niño lactante, sólo dispone de cebollas con que alimentarse. Cebollas que a través de su leche, son también el único alimento de un niño acunado por la pobreza.
"Nanas de la cebolla" (Miguel Hernández).
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
[/SPOILER]
lop:
Y por la postura que deberás adoptar, me dará un tiempo de oro para apaciguar el fuego de mi reina 
No lo dudes que no te soltaré tan fácilmente...
. Imagínate el collage que podría ser mi rostro de dejarla crecer. Piel blanca (por no decir pálida); cabello castaño; ojos "verde pedorro", miel, pardos o como te guste llamarlos y barba roja. Mucho color en poco lienzo...
