Derek Jarman
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Derek Jarman es el líder de la vanguardia británica, de filmografía visualmente opulenta y estilísticamente arriesgada. A través de ella se opuso de manera desafiante a las tradiciones literarias y teatrales del cine británico. Derek Jarman se dejó influir por las películas de
Michael Powell y Emeric Pressburger, e igual por las de
Jean Cocteau y Kenneth Anger.
Al igual que este último, Jarman mostró su fascinación por la violencia, el homoerotismo, la representación gay y las imágenes mito-poéticas. Llegó a compartir con el espectador las noticias sobre su estado de salud, luego de que le diagnosticaran el SIDA, en filmes como
The Garden (1990) y
Blue (1993) También investigaba historias de origen homosexual en sus múltiples
biopics nada convencionales:
Sebastiane (1976); la anacrónica
Caravaggio (1986); la recontextualizada obra de Marlowe
Edward II (1991) y la minimalista y teatralizada
Wittgestein (1993).
Su cine se consagra más a la imaginería impactante y surrealista que a los imperativos de la narrativa y la caracterización. Resulta ilustrativo su comentario acerca de uno de sus filmes más radicales: “
The Last of England trabaja con la imagen y con el sonido, un lenguaje que está mucho más cercano de la poesía que de la prosa. Su historia se cuenta felizmente en imágenes mudas, en contraste con el cine del presente, limitado por la palabra”.
A la manera del celebrado cineasta underground Stan Brakhage, Jarman registraba en celuloide todas sus actividades. Hizo la crónica de buena parte de su propia vida en super-8 e incorporó este material, luego de inflarlo a 35 mm, a sus películas personales y antinarrativas. Las imágenes de Jarman sobre jóvenes en dramáticos paisajes rocosos le prestan cierto aire romántico a
The Angelic Conversation (1985), una exposición no lineal de los sonetos de Shakespeare.
The Last of England presenta una visión airada y emotiva de una Gran Bretaña urbana y desolada, en la cual se intercalan tomas de Jarman escribiendo en su cuarto junto con surrealistas retablos de violencia y degradación. Su última película,
Blue , fue la más anticonvencional de todas: la pantalla permanece azul mientras escuchamos voces y sonidos.
El pictorialismo cultivado por los franceses del
cinema du look y por otros autores es evidente en
Caravaggio (1986), donde no solo biografiaba al maestro del manierismo en la creación de sus famosos lienzos, sino que también concebía cada escena al modo de lienzos en movimiento. Su filme más popular creaba facsímiles cinematográficos de los más famosos lienzos del pintor, y entrecortaba la narración con evidentes anacronismos. Con entrenamiento y estudios en las bellas artes, Jarman fue siempre el diseñador de los sets en que rodaba, además de crear vestuario para la English National Opera y para el Royal Ballet a finales de los años sesenta. Realizó sus primeros cortos en super-8 mientras trabajaba como diseñador de sets para Ken Russell (
The Devils ,
Savage Mesiah ) y logró completar 16 cortos en cinco años, a principios de los setenta. Continuó su carrera como pintor incluso cuando ya dirigía sus propios largometrajes (debutó en 1976 con
Sebastiane ), los cuales, por supuesto, transparentaban su preocupación pictórica con la composición. Los largometrajes, cortos y video clips de Jarman muestran a un artista profundamente preocupado por la historia y la contemporaneidad británica. En
Jubilee (1978), icono del cine punk, la reina Isabel I es conducida en viaje por una Inglaterra futurista donde la violencia y la anarquía se lo han tragado todo; en
The Tempest (1979) adapta de manera irreverente a Shakespeare; mientras que en
War Réquiem (1988) superpuso los poemas Wilfred Owen a la música de Benjamin Britten, en un poderoso ensayo sobre la inutilidad de la guerras pasadas, mientras se comentan los desastres causados por el SIDA. Debe mencionarse entre los músicos con los cuales colaboró mediante video clips a Carmel, Wang Chung, Marc Almond, Brian Ferry, The Smiths, Bob Geldof y Pet Shop Boys.
Como pintor, está catalogado entre los más originales de su generación, el mayor de los visionarios apocalípticos británicos desde William Blake. Sus mejores obras plásticas parecen ser aquellas que pueden verse como extensión del desastre presentado en su filme
Last of England , y las producidas como consecuencia de la angustia que le causaba la política de Margaret Thatcher. Existen dos diarios publicados,
Modern Nature y
Smiling in Show Motion , que recuentan los últimos años de su vida. Escribió muchos otros textos relativos a su pintura.
Los filmes más reconocidos del británico Derek Jarman se ubican en el contexto de la vanguardia post-1968 y de la
identity politics que, ya en los años ochenta y noventa, celebraba la marginalidad y se dirigía a un público con interés especial en verse reflejado en la pantalla a través de los filmes con tema gay, lésbico, punk, o dedicados a cronicar la vida de las minorías raciales. Es este también el momento de apogeo del
cinema du look francés (Beineix, Besson, Carax), que tomaba elementos estéticos de la cultura de masas, del nuevo Hollywood (Coppola sobre todo) y de lo que algunos llaman “el nuevo pictorialismo” (Ridley Scott, Manoel de Oliveira, Raúl Ruiz) para conseguir un manierismo pop en pastiches que atrapan a los jóvenes. Jarman se conecta con este tipo de cine, pero desde un espíritu mucho más iconoclasta en términos de estilo y de concepción general.
Durante su último año de vida (1993), Jarman realizó algunas de las obras más importantes que haya entregado algún artista británico de los últimos tiempos. En ese año tuvieron su premiere dos de sus últimas películas: la simpática, intelectual y cálida
Wittgenstein , y ese espectáculo minimalista que es
Blue , reflejo de la ceguera que le había causado la enfermedad y de sus más profundas reflexiones.
Glitterburg es considerado su filme póstumo: se trata de un hora de collage con películas caseras hechas en super-8, entre 1970 y 1986, un retrato nostálgico e íntimo de tiempos felices. A unas semanas de su muerte se publicó el libro
Chroma , su meditación sobre el color. Fue enterrado en New Romney, no lejos de sus amados jardines de Prospect Cottage, Dungeness, con la capa dorada real que se usó en su película
Edward II , bajo una lápida que solo dice una palabra: “Controversialist”.
Alex Cox escribió para The Guardian, en febrero de 2004, la siguiente valoración sobre el legado de Jarman: “Fui a ver
Sebastiane cuando se estrenó porque era el primer filme de ficción donde se hablaba en latín y porque, según se decía, era el primer filme que había pasado la censura del British Board of Film Censors que mostraba penes erectos. El filme era tal vez un tanto lento, pero contenía algunos buenos chistes y no temía tratar con los aspectos sádicos del erotismo masculino. (...) Después vinieron muchos otros largometrajes; entre la realización de uno y otro intercalaba sus cortos, los videos musicales, la pintura, algo de actuación, libros y jardinería. (...) ¿Pero acaso la obra de Jarman tuvo influencia en otros cineastas? En la mía por lo menos sí tuvo influencia. Cuando me preparaba para rodar
Walker , en Nicaragua, a mediados de los años 80, fui presionado por el estudio para quitar del guión los anacronismos. Unos de mis argumentos sobre el hecho de que el cine había dejado atrás sus días de naturalismo de fregadero, fueron la película soviética
Arrepentimiento y
Caravaggio , que por aquel entonces era la última película de Jarman. En aquel breve período de los años ochenta parecía que los cineastas íbamos a ser capaces de introducir una dimensión brechtiana en la linealidad narrativa tradicional. No lo logramos, por supuesto. Triunfó la película bien hecha, que luce bonita, que no confunde a los personajes y que distingue con claridad lo histórico de lo contemporáneo. (...) En otra ocasión, recuerdo haber visto anunciada
Blue , su película final, pero la excluí de mi lista mental pensando que era un experimento sin sentido. Terminé viéndola, o debo decir escuchándola, pero el caso es que me atrajo poderosamente no solo la falta de imagen sino la riqueza extraordinaria de la banda sonora. La ausencia de lo visual parecía haberlo liberado y la película termina siendo tan atrayente y complicada como cualquier otra, y así me quedé fascinado con todo lo que estaba escuchando, hasta el final. (̷) Jarman no dejó ni un centavo, ¿qué cineasta de veras independiente tiene dinero? Nos legó solo una cabaña de pescadores en Dungeness, algunos canteros de flores y unas cuantas películas. Pero estas últimas todavía tienen el poder de intrigarnos y ejercer su fascinación sobre nosotros. Son verdaderos asaltos al cine “decente”, molotov lanzados en el tonto esquema beige del naturalismo que ahora mismo nos enreda y sofoca”.
Algunos filmes como director:
The Smiths: The Complete Picture (2000) (video)
Glitterbug (1994)
The Next Life (1993)
Blue (1993)
Wittgenstein (1993)
Pet Shop Boys: Videography (1991) (videos) (videos
It's a sin y
Rent )
Edward II (1991)
The Garden (1990)
War Requiem (1989)
L´Ispirazione (1988)
The Last of England (1988)
Caravaggio (1986)
The Angelic Conversation (1985)
Imagining October (1984)
B2 Tape (1983)
Pirate Tape (1983)
Waiting for Waiting for Godot (1983)
Ken's First Film (1982)
Pontormo and Punks at Santa Croce (1982)
Jordan 's Wedding (1981)
Sloane Square : A Room of One's Own (1981)
T.G.: Psychic Rally in Heaven (1981)
In the Shadow of the Sun (1980)
The Tempest (1979)
The Pantheon (1978)
Every Woman for Herself and All for Art (1977)
Jordan 's Dance (1977)
Jubilee (1977)
Art and the Pose (1976)
Gerald's Film (1976)
Sea of Storms (1976)
Sebastiane (1976)
Picnic at Ray's (1975)
Sebastiane Wrap (1975)
The Devils at the Elgin (1974)
Duggie Fields (1974)
Fire Island (1974)
Ula's Fete (1974)
Art of Mirrors (1973)
Stolen Apples for Karen Blixen (1973)
Sulphur (1973)
Tarot (1973)
A Walk on Møn (1973)
Andrew Logan Kisses the Glitterati (1972)
Garden of Luxor (1972)
Miss Gaby (1972)
A Journey to Avebury (1971)
Studio Bankside (1970)
Derek Jarman (muerto en 1994, víctima del virus HIV del que era portador desde 1986), además de un cineasta notable fue también un pintor (y escenógrafo) exitosísimo. El solo hecho de que Jarman pueda cumplir un papel tanto en la historia del cine como de las artes plásticas habla de un impulso artístico excepcional en su generación (porque hay que decirlo rápidamente, los cuadros de Jarman no son, como los cuadros de Ernesto Sábato, un ejercicio del capricho).
Derek Jarman nació el 31 de enero de 1942, hijo de un oficial de la RAF (originario de Nueva Zelanda) y de una estudiante de Artes (nacida en la India) que trabajó por un tiempo para el
couturier Norman Hartnell. Hacia 1955, este pequeño hijo del Imperio Británico (que había vivido ya en Pakistan e Italia) comienza su carrera de “artista”: no sólo actúa en
Julio César de Shakespeare, también diseña su escenografía. Es importante -señalan los biógrafos- el papel que cumple Andrew Davis, su profesor de Inglés, en el amor de Jarman por la literatura inglesa y en su obsesión por la obra de Shakespeare. En 1961 el joven prodigio obtuvo el Premio de Plástica de la Universidad de Londres en la categoría
amateur (en la categoría profesional, ganó David Hockney). Hacia 1967 ha participado ya de seis exposiciones (tres de ellas individuales) y ha diseñado cinco escenografías. En 1970, un encuentro completamente casual con un hombre en un tren lo puso en contacto con Ken Russell, quien le encargó el diseño escenográfico para su próximo film,
The Devils. Durante la década del setenta Jarman realizó una serie de films en super 8. En 1972, este artista integral de la homosexualidad publicó su primer libro de poemas,
A finger in the Fishes Mouth y en 1976 estrenó su primer largometraje en 35 mm,
Sebastiane, que narra el martirologio de San Sebastián, capitán de la guardia del palacio del emperador Diocleciano, quien atado a un árbol (o a una columna) soportó los hondazos y las flechas de una suerte inaudita y, mientras sufría, gozaba como sólo la Santa Teresa de Bernini ha sabido gozar en la historia del arte. San Sebastián, desde siempre, ha sido el ícono y la síntesis de la experiencia martirizada de la homosexualidad. Según señalan los historiadores, de los cientos de personajes que pintó Miguel Angel en la Capilla Sixtina, el único cuyo sexo no redujo de acuerdo con las convenciones de la época (sino todo lo contrario) es San Sebastián, como homenaje al amor verdadero. El
Sebastiane de Jarman está hablada en latín y abunda en la vida sexual del capitán y futuro santo
queer de la Iglesia.
Jarman define el borde superior (el costado alto, por así decirlo) de la cultura
gay (cuyo borde inferior son los bares de transformistas).
Caravaggio (1986), la biografía de uno de los más grandes estilistas del Barroco italiano, examina y reproduce la mirada homosexual de Caravaggio sobre los cuerpos masculinos que retrata (“De haber vivido en el siglo XX””, declaró Jarman, “”Caravaggio hubiera sido Pasolini”

.
Eduardo II (1991), la tragedia de un rey homosexual obligado a abdicar por sus amores, incluye, además de un clip de Annie Lennox cantando el himno de la causa
gay norteamericana, manifestantes con pancartas en defensa de los derechos de los homosexuales.
The Angelic Conversation (1985) es una meditación sobre el deseo y sus imágenes, “gente que me gusta en lugares y espacios que me gustan” (dijo Jarman). Hombres hermosos aparecen en la pantalla como comentario visual de los sonetos amorosos de Shakespeare, leídos, entre otros, por la actriz Judi Dench (recientemente galardonada con el Oscar a la mejor actriz).