ivanespido escribió:Sí, el origen de la religion es la búsqueda espiritual y el contacto de la divinidad con el ser humano. Pero a lo largo de los siglos se ha desvirtuado y pervertido tanto que hoy día las religiones adolecen todas de los mismos defectos: avaricia, sed de poder, riqueza y control sobre los seres humanos, lo que a mis ojos las hace a todas ser una y la misma, a pesar de defender ideas diferentes de Dios..
No son las religiones las que adolecen de defectos, sino quienes las practican, y al tratarse de seres humanos es comprensible (no aceptable) que se dejen llevar por perversiones de la naturaleza humana: avaricia, poder, riqueza, etc....... Pero estos defectos no hay que achacarlos sin más a los creyentes únicamente sino también al resto de personas. Sin embargo yo sí soy de la opinión de que todas las religiones son sustancialmente iguales, no por sus defectos, sino por la búsqueda de la vida a través de Dios (o llámese como corresponda en las distintas religiones). Yo soy Católico, porque he sido educado en la Fé en Dios a traves de la religión Católica.
ivanespido escribió:Creo que el error es considerar a Dios como una idea externa al ser humano. Al hacerlo divino y perfecto lo convierten en inalcanzable a ojos de las personas que vivimos entre nuestros errores y aciertos diarios, y de eso se sirven las religiones orquestadas para controlar a sus fieles. Por eso sus preceptos son limitadores e intimadores, porque al vender la idea de que al pecar se irán al infierno, a los pecadores no les queda más remedio que ponerse en las manos de sus "salvadores" para poder alcanzar los cielos prometidos. Creo, sin embargo, que esa idea del cielo es falsa.
Centrémonos en la idea de Dios, porque discutir sobre el cielo, el pecado y los redentores daría no solo para otro tema, sino para casi un foro.
Yo considero que la situación es jústamente la contraria a la que dices: el Creyente no busca a Dios en lo externo, sino en su interior, puesto que Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, es por ello que Dios está presente dentro de él, y al hombre le corresponde buscarlo. Iguálmente creo (y en esto segúramente discreparás de mí) que dentro del hombre está el demonio, y en la lucha para entregarse al uno o al otro considero que está el significado y el fundamento de la vida del hombre en el mundo.
ivanespido escribió: Si te interesa, Maximoo, saber en qué creo, te lo diré (intentaré resumirlo, porque tengo la terrible tendencia a irme por las ramas): creo que el ser humano es de esencia divina. Creo que no somos tan solo materia sino que somos también mente y espíritu, y que el correcto equilibrio entre estas tres dimensiones es la meta final de todo ser humano si quiere llegar a trascender..
Yo creo básicamente lo mismo
ivanespido escribió: Creo que existe un "Dios", pero no un dios paternalista, misericorde o vengador. Creo que Dios, como entidad, es absolutamente neutro, es decir, está totalmente lleno de amor. Creo que es una forma absoluta de energía que lo abarca y comprende todo y que, por tanto, nosotros también somos Dios, y en esa dualidad divinidad-individuo, tenemos plena libertad para experimentar todo aquello que deseemos experimentar: una verdad física y corpórea, inmaterial, pura energía... Todo aquello que deseemos o necesitemos experimentar. Y que eso lo elegimos libremente, día a día..
Creo que no puede haber mayor similitud con lo que yo pienso. Lo que ocurre es que esa libertad para experimentar nos puede llevar a cometer actos intrínsecamente malos, que nos alejan de Dios.
ivanespido escribió:Creo que llegamos a este mundo porque hemos elegido llegar a él. NO por una determinada ley kármica, sino porque libremente, una vez desprendidos del cuerpo físico que alberga nuestra alma, elegimos volver a este u otro mundo para aprender las lecciones que nos quedaron pendientes en la vida anterior. Y en esa rueda estamos hasta que tenemos bastante. Creo que lo principal es escuchar al corazón, no a la mente. El corazón, a pesar de que su mensaje aterre a veces, siempre tiene razón y nos lleva por el camino del aprendizaje que nos es más necesario.
Coincido contigo en que lo fundamental no es la mente, y no hay que dejarse llevar principálmente por ella, sino por lo que realmente es importante y lo que debe guiar nuestros actos: tú lo llamas corazón, yo lo llamo Alma.
Ahora piensa en cuantas veces, por cuantas personas, y por cuantas razones cada día vendemos ese Alma. La mayoría de las veces por simples bienes o satisfacciones materiales que no valen ni un ápice del precio que pagamos por ellos. Y siendo el Alma un don tan valioso (el más valioso para mí, y creo que para tí) ¿no deberíamos cuidarla más y procurar no matarla hasta el extremo de perderla complétamente a través de esos mordiscos con la que la socavamos, llamados "pecados"?
ivanespido escribió:Creo, por tanto, que como esencia vital y energética, el ser individual tiene la posibilidad de trascender este estado de la materia y elevarse a diferentes dimensiones, alcanzando por último el origen primero, es decir: integrarse con esa naturaleza llamada "Dios".
Te parecerá asombroso, en incluso poco creible, pero esa es la razon de ser del Cristiansimo, y pienso (aunque no lo certifico, porque apenas las conozco) también de las otras religiones.
ivanespido escribió:No creo que exista nada capaz de ser etiquetado como "bueno" ni como "malo" pues como tal, todas las cosas las elegimos para nuestra vida por la lección que podemos aprender de ellas. No creo que exista un cielo ni un infierno, sino un equilibrio. No creo, entonces, en la idea del pecado, porque la naturaleza divina de cada persona considera necesaria para ella todo acontecimiento sucedido en su vida, y espera aprender la lección derivada de ello.
Creo que el mayor error del ser humano es alejarse de esa naturaleza divina, que nos aporta respeto y amor sobre todos los demás, y una mayor compresión sobre nosotros mismos. Si hacemos caso de la idea de ese Dios creador/castigador que nos quieren vender diversas religiones, estamos considerando a Dios como algo ajeno a nosotros, y por tanto inalcanzable. Nos estamos poniendo por debajo de él/ella/ello, nos consideramos inferiores, indignos -en todas sus infinitas variaciones- y nos negamos por tanto la posibilidad de crecer.
No creo que exista una persona por encima de otra, pues nuestra naturaleza es la misma en todos los casos. La única diferencia puede estar en la consciencia de cada uno sobre sí mismo, pero creo que una persona consciente de su naturaleza divina jamás se otorgaría la capacidad de juzgar o perdonar a otra persona. No creo en la idea del perdón. Perdonar a alguien significa considerar que ha cometido algo erróneo, es ponerse por encima del otro moralmente, y no creo que eso sea posible. Por tanto, la idea de la confesión, de la contricción o de la bula papal me parecen precisamente eso, unos bulos. No creo en el propósito de enmienda (eso responde a un prejuicio sobre uno mismo) sino en las lecciones aprendidas.
Yo sin embargo, sí creo en el perdón, cuando el arrepentimiento es sincero, pero el perdón de Dios está a otro nivel que el humano, aunque este último participa de la naturaleza del primero.
ivanespido escribió: Por eso creo que existe una gran diferencia entre una persona religiosa y una persona espiritual, sin menospreciar a ninguna de las dos. La persona religiosa considera a Dios como algo ajeno a ella e intenta acercarse a la divinidad siguiendo una serie de normas o preceptos establecidos por otras personas como ella (y por tanto con la misma capacidad para establecer normas y preceptos). La persona espiritual busca dentro de ella misma, pues sabe que la respuesta será exactamente la misma que fuera, y por tanto establece sus propias normas respetando siempre sus propios límites. Si la intención es crecer, como seres humanos hemos de ir superando poco a poco los diferentes límites que nos hemos impuesto por el camino (sociales, familiares, personales...), y por tanto hay que respetar esos límites hasta que se esté preparado para dar el siguiente paso y superarlos.
Bueno, contrastadas nuestras opiniones, a mí no me parece ver excesiva diferencia entre una persona religiosa y una persona espiritual, salvo la que marquen los prejuicios de cada uno.