Fe sin discriminación
Una nueva Iglesia de tendencia gay se abre paso en Brasil. Se encuentra en medio de la barriada de Lapa en Río de Janeiro.
En el corazón de la barriada Lapa, conocida por prostitutas travestis y ladronzuelos, la Iglesia Comunitaria Metropolitana es un oasis por su congregación poco ortodoxa. En los bancos de la iglesia, parejas del mismo sexo se sientan tomadas de los brazos, entonan himnos y escuchan al reverendo Marcos Gladstone impartir un inusual sermón: ser gay no es pecado. "Queremos que todos puedan conciliar homosexualidad con espiritualidad y vivir bien de esa forma", dijo Gladstone, un homosexual de 28 años.
Pero aunque el mensaje de Gladstone no sea un shock para iglesias más liberales -la diócesis de New Hampshire de la Iglesia episcopal, en Estados Unidos, recientemente designó a un obispo gay- aún representa un concepto radical en Brasil.
En el país con mayor número de católicos del mundo, la homosexualidad ha sido condenada desde hace mucho tiempo como un pecado a las leyes de Dios, y la Iglesia católica se ha opuesto consistentemente a leyes que otorguen derechos igualitarios a los homosexuales.
Establecer la iglesia en Lapa, conocida desde hace décadas como la zona de la rufianes y vagabundos, pareció la opción natural para Gladstone. "Escogimos este barrio porque sabíamos que la comunidad no nos perseguiría", dijo.
Aunque Brasil es mucho más tolerante hacia los homosexuales que otros países de América Latina, esa noción escasamente es compartida por las iglesias del país, en especial las conservadoras sectas protestantes, que están ganando adeptos rápidamente en esta nación mayormente católica.
"La mayoría de los protestantes en Brasil son pentecostales, y son muy conservadores y moralistas. Creen que la homosexualidad es algo que no se puede curar", explicó André Porto, coordinador para Latinoamérica del grupo de investigaciones United Religions Initiative.
La arquidiócesis de Río de Janeiro declinó hacer comentarios sobre la iglesia de Gladstone.
El reverendo José Manoel, de la más convencional iglesia Asamblea de Dios, calificó como "un chiste" la de Gladstone, y expresó sus esperanzas de que en poco tiempo "Dios les guiará por el camino correcto".
La iglesia de Gladstone es una rama de la Comunidad Metropolitana, fundada por Troy Perry en Estados Unidos en 1968 en un intento de llegar a la comunidad de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Hoy en día, esa iglesia afirma tener unos 50.000 seguidores en 21 países.
Cuando la iglesia de Gladstone recibió en mayo la autorización para realizar bautizos y bodas religiosas, ayudó a acercar a los homosexuales hacia la religiosidad y suavizó la imagen de las iglesias protestantes en Brasil.
Gladstone ya ha casado a dos parejas gay y tenía previsto viajar a Fortaleza, en la costa del nordeste brasileño, para concretar otras tres bodas de homosexuales.
Aunque las leyes de Brasil no reconocen los matrimonios gay, al menos uno de los 27 estados del país acepta "uniones civiles" entre parejas del mismo sexo. Y el asunto levantó mucho menos controversia que en Estados Unidos.
Para los miembros de la iglesia de Gladstone, lo que importa es el simbolismo. "Las iglesias brasileñas vienen aceptando más a los gay, pero quieren que seas célibe. Puedes ser gay hasta tanto no hagas nada. En otras iglesias no puedo ser quien soy, tengo que ser la persona que ellos quieren que yo sea", explicó Isaque Lima, de 21 años, y que es asistente de profesores de educación, que acude con frecuencia a la iglesia de Gladstone.
Gladstone insiste que su iglesia no es "gay", sino más bien una institución inclusiva. Sin embargo, sus sermones tienden a centrarse en asuntos como el sida, y el rechazo de familias y la sociedad por el estilo de vida de los homosexuales. No sorprende, entonces, que el 95% de los seguidores de la iglesia de Gladstone sean homosexuales. El otro 5% son mayormente familiares y amigos de gays, aseguró.
Impartir sermones en una congregación mayormente gay puede ser tener sus dificultades, dijo Gladstone. "Tenemos gente que viene directamente de la discoteca", aseguró. "Dicen `Perdóneme padre. Huelo a cigarro`". Les respondo `Está bien, estas aprendiendo`", aseguró. Gladstone ya ha aprendido cómo compaginar el estilo de vida gay con sus deberes como pastor. "No quería tener una reunión para discutir la Biblia los domingos por la mañana, pero mi pareja insistió. Ir a la iglesia los domingos por la mañana va contra mi religión", bromeó.
Fuente: AP

MULISALUDOS "mis bajitos"
Una nueva Iglesia de tendencia gay se abre paso en Brasil. Se encuentra en medio de la barriada de Lapa en Río de Janeiro.
En el corazón de la barriada Lapa, conocida por prostitutas travestis y ladronzuelos, la Iglesia Comunitaria Metropolitana es un oasis por su congregación poco ortodoxa. En los bancos de la iglesia, parejas del mismo sexo se sientan tomadas de los brazos, entonan himnos y escuchan al reverendo Marcos Gladstone impartir un inusual sermón: ser gay no es pecado. "Queremos que todos puedan conciliar homosexualidad con espiritualidad y vivir bien de esa forma", dijo Gladstone, un homosexual de 28 años.
Pero aunque el mensaje de Gladstone no sea un shock para iglesias más liberales -la diócesis de New Hampshire de la Iglesia episcopal, en Estados Unidos, recientemente designó a un obispo gay- aún representa un concepto radical en Brasil.
En el país con mayor número de católicos del mundo, la homosexualidad ha sido condenada desde hace mucho tiempo como un pecado a las leyes de Dios, y la Iglesia católica se ha opuesto consistentemente a leyes que otorguen derechos igualitarios a los homosexuales.
Establecer la iglesia en Lapa, conocida desde hace décadas como la zona de la rufianes y vagabundos, pareció la opción natural para Gladstone. "Escogimos este barrio porque sabíamos que la comunidad no nos perseguiría", dijo.
Aunque Brasil es mucho más tolerante hacia los homosexuales que otros países de América Latina, esa noción escasamente es compartida por las iglesias del país, en especial las conservadoras sectas protestantes, que están ganando adeptos rápidamente en esta nación mayormente católica.
"La mayoría de los protestantes en Brasil son pentecostales, y son muy conservadores y moralistas. Creen que la homosexualidad es algo que no se puede curar", explicó André Porto, coordinador para Latinoamérica del grupo de investigaciones United Religions Initiative.
La arquidiócesis de Río de Janeiro declinó hacer comentarios sobre la iglesia de Gladstone.
El reverendo José Manoel, de la más convencional iglesia Asamblea de Dios, calificó como "un chiste" la de Gladstone, y expresó sus esperanzas de que en poco tiempo "Dios les guiará por el camino correcto".
La iglesia de Gladstone es una rama de la Comunidad Metropolitana, fundada por Troy Perry en Estados Unidos en 1968 en un intento de llegar a la comunidad de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Hoy en día, esa iglesia afirma tener unos 50.000 seguidores en 21 países.
Cuando la iglesia de Gladstone recibió en mayo la autorización para realizar bautizos y bodas religiosas, ayudó a acercar a los homosexuales hacia la religiosidad y suavizó la imagen de las iglesias protestantes en Brasil.
Gladstone ya ha casado a dos parejas gay y tenía previsto viajar a Fortaleza, en la costa del nordeste brasileño, para concretar otras tres bodas de homosexuales.
Aunque las leyes de Brasil no reconocen los matrimonios gay, al menos uno de los 27 estados del país acepta "uniones civiles" entre parejas del mismo sexo. Y el asunto levantó mucho menos controversia que en Estados Unidos.
Para los miembros de la iglesia de Gladstone, lo que importa es el simbolismo. "Las iglesias brasileñas vienen aceptando más a los gay, pero quieren que seas célibe. Puedes ser gay hasta tanto no hagas nada. En otras iglesias no puedo ser quien soy, tengo que ser la persona que ellos quieren que yo sea", explicó Isaque Lima, de 21 años, y que es asistente de profesores de educación, que acude con frecuencia a la iglesia de Gladstone.
Gladstone insiste que su iglesia no es "gay", sino más bien una institución inclusiva. Sin embargo, sus sermones tienden a centrarse en asuntos como el sida, y el rechazo de familias y la sociedad por el estilo de vida de los homosexuales. No sorprende, entonces, que el 95% de los seguidores de la iglesia de Gladstone sean homosexuales. El otro 5% son mayormente familiares y amigos de gays, aseguró.
Impartir sermones en una congregación mayormente gay puede ser tener sus dificultades, dijo Gladstone. "Tenemos gente que viene directamente de la discoteca", aseguró. "Dicen `Perdóneme padre. Huelo a cigarro`". Les respondo `Está bien, estas aprendiendo`", aseguró. Gladstone ya ha aprendido cómo compaginar el estilo de vida gay con sus deberes como pastor. "No quería tener una reunión para discutir la Biblia los domingos por la mañana, pero mi pareja insistió. Ir a la iglesia los domingos por la mañana va contra mi religión", bromeó.
Fuente: AP

MULISALUDOS "mis bajitos"